Era el partido a ganar para alimentar un sueño que años atrás parecía impensado. En una cancha durísima, ante un rival necesitado, Atlético mostró solidez y buen juego, pero no pudo quedarse con la victoria.
Empujado por su asfixiante situación, Temperley salió a quemar las naves en el primer tramo del encuentro, y llegó al gol por intermedio de un violento cabezazo de Matías Sánchez, que entró por la derecha y le ganó la posición a Pablo Cáceres.
El dueño de casa parecía que estaba paras grandes cosas, pero se fue quedando sin nafta y cedió protagonismo ante un Atlético que comenzó a crecer en el juego.
Para el complemento, el mediocampo mostró otra cara y se hizo clave para ganar la posición. Desde el banco, la frescura que aportaron Méndez y Rodríguez, más la contundencia de Zampedri, se convirtieron en un combo explosivo que generó situación tras situación.
El 9 fue el autor del empate, con un preciso remate desde la puerta del área. Después tuvo el desnivel en tres oportunidad, pero no pudo lograrlo. Pulguita también frotó la lámpara y estuvo cerca, pero parecía que no era la noche.
El empate no se movió, pero el Decano dejó una mejor impresión que su rival y se retiró al vestuario sin haber conseguido el objetivo, pero con la tranquilidad de haberlo dejado todo.