En un partido vibrante y emotivo que se definó en la última jugada, el Decano empató con Temperley por 2 a 2.
Aunque el de mejor juego fue siempre Atlético, empujado por su amor propio y con la necesidad de engrosar su promedio, Temperley fue al frente y encontró los huecos para vulnerar a la defensa tucumana.
Así llegó la apertura del marcador, cuando iban 29 minutos y Cristian Chimino solo la tuvo que empujar. El gol golpeó el ánimo de Atlético, que se recuperó cuando el reloj de la primera mitad ya apretaba, y tuvo una chance clara para empatar. De penal, Zampedri remató cruzado e Ibáñez adivinó su intención. Al descanso con el Gasolero arriba por la mínima.
En la segunda mitad, la tónica no cambió, y el Deca encontró la efectividad que tanto anhelaba. Dos maravillosas asistencias de Barbona, de gran partido, sirvieron para que el goleador Zampedri se saque la mala sensación por el penal errado, y de vuelta la historia. Primero, con un cabezazo perfecto, y después, con una definición de manual ante la salida del arquero.
E 2 a 1 era justicia, pero el tramo final fue todo del dueño de casa, que se llevó el partido por delante a los empujones. Y así llegó a la igualdad, en la última bola de la noche, cuando Marcos Figueroa conectó de cabeza por encima de Laucha.
La igualdad da bronca, pero habla de un partido intenso y cargado de emociones, con dos equipos que expusieron distintas armas pero igual intención de buscar el triunfo. El camino es largo y el objetivo está cerca.